La obesidad es la enfermedad crónica de origen multifactorial caracterizada por la acumulación excesiva de grasa o hipertrofia general del tejido adiposo en el cuerpo; es decir, cuando la reserva natural de energía de los humanos, almacenada en forma de grasa corporal, se incrementa hasta un punto en el que está asociada a un incremento de la morbilidad y la mortalidad.

Figura 1. Fórmula para el cálculo del Índice de masa corporal (IMC)
Figura 1. Fórmula para el cálculo del Índice de masa corporal (IMC)

            La OMS (Organización Mundial de la Salud) define como obesidad un IMC o índice de masa corporal (cálculo entre la estatura y el peso del individuo, Figura 1) igual o superior a 30 kg/m². También se considera signo de obesidad un perímetro abdominal aumentado en hombres mayor o igual a 102 cm y en mujeres mayor o igual a 88 cm.

Figura 2. Medida correcta del perímetro de cintura
Figura 2. Medida correcta del perímetro de cintura

            La obesidad forma parte del síndrome metabólico, siendo un factor de riesgo conocido en enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, apnea del sueño, ictus, osteoartritis, así como algunas formas de cáncer, padecimientos dermatológicos y gastrointestinales.

            Aunque la obesidad es una condición clínica individual se ha convertido en un serio problema de salud pública que va en aumento y la OMS considera que:«La obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren, como mínimo, 2,6 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso. Aunque anteriormente se consideraba un problema confinado a los países de altos ingresos, en la actualidad la obesidad también es prevalente en los países de ingresos bajos y medianos»

            Atendiendo al Consenso SEEDO (SEEDO 2000), después de todo lo dicho a los sujetos se los clasifica en función del porcentaje graso corporal, cuando este está por encima del 25% en los varones y del 33% en las mujeres los podemos catalogar como personas obesas. Los valores comprendidos entre el 21 y el 25% en los varones y entre el 31 y el 33% en las mujeres se consideran límites.

            La OMS ha propuesto una clasificación del grado de obesidad utilizando el índice ponderal como criterio:

  • Normopeso: IMC 18,5 – 24,9 Kg/m2
  • Sobrepeso: IMC 25 -29 Kg/m2:
    • Obesidad grado I con IMC 30-34 Kg/m2
    • Obesidad grado II con IMC 35-39,9 Kg/m2
    • Obesidad grado III con IMC >= 40 Kg/m2

            En fechas posteriores (SEEDO 2007) además de la clasificación anterior añade la:

  • Obesidad de tipo IV (extrema) con IMC >50 Kg/m2

            Tipos de obesidad

  • Obesidad androide o central o abdominal (en forma de manzana): el exceso de grasa se localiza preferentemente en la cara, el tórax y el abdomen. Se asocia a un mayor riesgo de dislipemia, diabetes, enfermedad cardiovascular y de mortalidad en general.
  • Obesidad ginoide o periférica (en forma de pera): la grasa se acumula básicamente en la cadera y en los muslos. Este tipo de distribución se relaciona principalmente con problemas de retorno venoso en las extremidades inferiores (varices) y con artrosis de rodilla (genoartrosis).
  • Obesidad de distribución homogénea: es aquella en la que el exceso de grasa no predomina en ninguna zona del cuerpo. (SEEDO 2000).

            Para saber ante qué tipo de obesidad nos encontramos tenemos que dividir el perímetro de la cintura por el perímetro de la cadera. En la mujer, cuando es superior a 0,9 y en el varón cuando es superior a 1, se considera obesidad de tipo androide.

            Clasificación de la obesidad

  • Hiperplástica: Se caracteriza por al aumento del número de células adiposas.
  • Hipertrófica: Aumento del volumen de los adipocitos.
  • Primaria: En función de los aspectos etiológicos la obesidad primaria representa un desequilibrio entre la ingestión de alimentos y el gasto energético.
  • Secundaria: En función de los aspectos etiológicos la obesidad secundaria se deriva como consecuencia de determinadas enfermedades que provocan un aumento de la grasa corporal (Bastos et al., 2005).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *